domingo, 8 de diciembre de 2013

Un sueño conmigo.

En un  segundo sentí como si algo se hubiese desprendido de mi ser, me desperté agitada buscando la luz del día, pero solo encontré penumbra en la habitación. El reloj marcaba las tres de la mañana.
Intentando calmar mi respiración me giré para conciliar de nuevo el sueño, pero…no estaba sola; Sabía perfectamente que alguien se hallaba a pocos metros de mí, observándome, sin embargo no tenía miedo, algo me hacía estar tranquila. Alcancé el interruptor de la lámpara que estaba situada en la mesita de noche al lado de mi cama y encendí la mortecina luz naranja que bañó la habitación con su tenue resplandor.
En esta situación tan espeluznante puedes esperarte cualquier cosa, la sorpresa fue que me encontraba ante mí misma.
Lanzando una carcajada al aire me llevé una mano a la frente murmurando “Oh, genial, me he vuelto completamente loca ¿qué clase de sueño es este?”
Mi otra Yo con el mismo pijama que llevaba puesto yo en ese momento se sentó a los pies de la cama mirándome con una leve sonrisa en el rostro; tras unos segundos de silencio finalmente dijo “No puedo negarte que probablemente esto sea un sueño, pero no puedes despertar hasta que sepas por qué estoy aquí.”
Resultaba muy extraño escuchar mi propia voz en otra persona, aunque esta tuviera mi misma apariencia.
-¿Quién eres? – le pregunté.
La pregunta le hizo gracia porque soltó una risa floja entre dientes.
      -¿Acaso no me ves? –levantó una ceja sin dejar de contemplarme, pero mi cara de incredulidad la hizo añadir rápidamente- Soy una parte de ti que pertenece al pasado.
Si esto era un sueño creado por mi imaginación debo decir que tengo una imaginación jodidamente buena, me costaba un poco entender que quería decir con esa última frase, todo era demasiado surrealista.
-¿Y por qué se supone que estás aquí?

La pregunta hizo que las facciones de su cara se tornaran más serias.
-Dímelo tú- me espetó.
Fruncí el ceño ante el sin sentido de la situación.
-Esto no tiene ninguna lógica, apareces en esta paranoia de sueño que mi mente se ha montado para darme un poco de guerra esta noche y además de eso no sabes ni por qué estás aquí ¿cuánto falta para que me despierte?

 -Sé perfectamente por qué estoy aquí, pero quiero que seas tú quien se dé cuenta.
Ya no sonreía y eso me puso nerviosa, la atmósfera de la habitación se había vuelto algo más pesada y empecé a temer que el sueño se transformara en pesadilla.
Intenté buscar una razón que explicara por qué una parte pasada de mí tenía que volver a mi presente.
-No sé por qué…- susurré.

La intensidad de su figura comenzó a descender y su silueta se volvió ligeramente más brillante, cuando habló lo hizo en un murmullo apenas audible.
-Dime ¿por qué finges  estar bien?
La pregunta me alcanzó de lleno como si me hubiesen golpeado con una piedra en el pecho, pero me recompuse a tiempo para responderle.
       -Estoy bien.
No pareció convencida, sonrió con tristeza y agachó la cabeza.
Seguía preguntándome qué clase de sueño puede crear otra tú para que te coma la cabeza con cosas sin sentido, esto parecía una película americana mal hecha.
Esperaba que el sueño acabase en ese instante puesto que mi otra yo se había callado al fin. Cerré los ojos para que la oscuridad y el amparo de la noche regresasen a mi lado y con suerte cuando los volviese a abrir estaría tumbada en mi cama y el resto se habría esfumado.
Abrí los ojos y la encontré delante de mí, los ojos le brillaban y su piel había comenzado a clarear. Estaba desapareciendo lentamente.
-No estás bien, en el fondo lo sabes –puso su mano sobre mi corazón- hay algo ahí dentro que te impide estar bien.
En ese momento algo cambió, la luz anaranjada de la lamparita se volvió de un azul grisáceo que entristeció la visión de la habitación, entendí el porqué del sueño.
La voz se me quebró al pronunciar las siguientes palabras.
-Le perdí por estúpida. Fue mi culpa…
Esa respuesta hizo que su mirada se iluminara y asintió a mis palabras animándome con un gesto de la cabeza a continuar.
-Es por eso que me encuentro inmersa en este sueño tan raro ¿verdad? Porque llevo meses engañándome y engañando a los demás, creyendo estar bien cuando en realidad…
Posó su dedo índice sobre mis labios sin dejarme acabar la frase.
-Esa es la razón. No hace falta que digas más. Yo soy una parte de ti que ha muerto. Hubo una decisión o un pensamiento que tomaste que provocó que todo en ti cambiara. Oh ,sí, el amor puede hacer mucho daño. Pero no le fallaste como tú piensas, te fallaste a ti misma. ¿Recuerdas quién eras? No había nadie que pudiera contigo, tu error fue darle el poder a él para destruirte. Y estas son las consecuencias.

Las lágrimas acudieron sin ser llamadas mientras me veía desaparecer en la nada.
Desperté con una sensación angustiosa y las mejillas aún húmedas, los rayos de sol se colaban por las rendijas de la ventana anunciando el amanecer inminente.

Esa noche tuve un sueño conmigo y me dejó un objetivo por cumplir: debía dejar salir todo el dolor que él me había causado para poder volver a sonreír de verdad. 

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